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We live in globalized times

  • Writer: Internationally
    Internationally
  • Feb 2, 2023
  • 4 min read

Updated: Feb 6, 2023

By Connor Fernandez -


What happens in a country, the tensions of a bilateral relationship or the global context itself mean that countries (and their various agents: companies, organizations, individuals) are interconnected. This can have positive or negative implications. It can simplify ways to communicate or access goods for less money, or fall into an economic slowdown or be drawn into an unwanted war. The truth is that globalized times are here to stay; they are already part of international relations. The key will be in how we manage to take advantage of this, without going back to ways or logics of the past.


These times are interconnected from different perspectives or events:

  • If the United States raises its interest rates of their economy, the indebtedness dynamics of emerging markets and the movement of international trade change.

  • If there is a humanitarian crisis evoked by authoritarian regimes (Venezuela), civil wars (Syria) or external factors (Ukraine), there is a direct impact on neighboring or nearby countries, where these States must quickly diagram policies of inclusion, logistics and financial cooperation to defuse the conflict and prepare to receive migrants.

  • If there is a nationalist narrative, under a geopolitical logic, a war might occur as the one that is happening between Ukraine and Russia, and this causes the price of commodities to rise, generating global inflation; change in the circuit of economic interdependence between democratic and authoritarian countries; it creates an opportunity for new players (for example in energy matters, not only in commodities)

  • We are aware on the effects of COVID-19, which quickly unleashed a pandemic difficult to contain, with strong economic effects.

All this occurs in a reality where 8 out of 10 people live in a partially free or not free country (Freedom House data) or, putting it under a metric that denotes greater pessimism, 93.6% of humans live in defective democracies, hybrid or authoritarian regimes, according to the Economist Intelligence Unit.


And let's add the nationalist factor in politics. We live in globalized times where political parties and coalitions govern by evoking a discourse that encourages the exclusion of others (within or outside their borders) with hatred and resentment as a common denominator, which later materializes in public policies that restrict immigration or allocate a larger budget for defense and security programs, and less for sectors that maintain social cohesion, such as public education.


So where are we going? Although we enjoy high well-being standards in historical comparison and relative times of peace, the technological variable and globalization itself mean that all this can suddenly and seriously worsen. Which is the answer? Understand that with sincere exchange we all win, there is no zero-sum logic. We need unity among nations, trade, transparency, international cooperation, coercive international treaties, respect for the other. This is how we are going to forge the positive features of globalization.


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Lo que sucede en un país, las tensiones de una relación bilateral o el mismo contexto global hace que los países (y sus diversos agentes: empresas, organizaciones, individuos) estén interconectados. Esto puede dar en implicancias positivas o negativas. Pueden simplificarse las formas de comunicarse o acceder a bienes por menos dinero, como también caer en un desaceleramiento de la economía o verse arrastrados a participar en una guerra no deseada. Lo cierto es que los tiempos globalizados están para quedarse, ya son parte de las relaciones internacionales. La clave va a estar en cómo nos manejamos para sacar provecho de esto, sin retroceder a cuestiones o lógicas del pasado.


Estos tiempos están interconectados desde distintas ópticas o sucesos:

  • Si Estados Unidos sube las tasas de interés en su economía, cambian las dinámicas de endeudamiento de los mercados emergentes y el movimiento del comercio internacional.

  • Si se da una crisis humanitaria evocada por regímenes autoritarios (Venezuela), guerras civiles (Siria) o factores externos (Ucrania), hay un impacto directo en países limítrofes o cercanos, donde estos Estados deben diagramar rápidamente políticas de inclusión, logística y cooperación financiera para apaciguar el conflicto y prepararse para recibir migrantes.

  • Si hay un relato nacionalista, bajo una lógica geopolítica, puede darse una guerra como la que está sucediendo entre Ucrania y Rusia, y esto hace que el precio de los commodities suba, generando inflación global; cambie el circuito de interdependencia económica entre países democráticos y autoritarios; da en una oportunidad para nuevos actores (por ejemplo en materia energética, no solo en commodities)

  • Tenemos en claro el efecto del COVID-19, que rápidamente desencadenó una pandemia difícil de contener, con fuertes efectos económicos.

Todo esto se da en una realidad donde 8 de cada 10 personas vive en un país parcialmente libre o no libre (datos de Freedom House) o, poniéndolo bajo una métrica que denota mayor pesimismo, el 93.6% de los humanos vive en democracias defectuosas, regímenes híbridos o autoritarios, según Economist Intelligence Unit.


Y sumemos el factor nacionalista en la política. Vivimos en tiempos globalizados donde partidos y coaliciones políticas gobiernan evocando un discurso que fomenta la exclusión hacia el otro (dentro o fuera de sus fronteras) con el odio y resentimiento como denominador común, que luego se materializa en políticas públicas que restringen la inmigración o destinan mayor presupuesto a programas de defensa y seguridad, y menos a sectores que mantienen la cohesión social, como la educación pública.


Entonces, ¿hacia dónde vamos? Si bien gozamos de altos estándares de bienestar en comparación histórica y relativos tiempos de paz, la variable tecnológica y la propia globalización hacen que todo esto pueda empeorar repentinamente y de forma grave. ¿Cuál es la respuesta? Entender que con el intercambio sincero ganamos todos, no existe lógica de suma cero. Necesitamos unidad entre naciones, comercio, transparencia, cooperación internacional, tratados internacionales coercitivos, respeto por el otro. Así vamos a forjar los rasgos positivos de la globalización.



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